miércoles, 8 de diciembre de 2010

Minimal journal


Y sucedió que era menos que él mismo. La diferencia mínima, incluso sin palabras. O menos que cero. A pesar de estar grabado en la nostalgia, no tenía patria en el tiempo. Se pensaba que descender en la insistencia era suficiente...pero entonces no nos dimos cuenta. El mismo pulso impaciente, tan sólo el detalle de su repetición, remueve lo permanente, dialoga con el silencio de las horas cotidianas. La levedad, lo mínimo, lo elemental. Ahí habita la excepción. Y sin embargo, desvistiendo sus rezos alcanza el mismo vacío por debajo de los límites evaporados. "¡Chúpalo, divinisísimo!". El espesor de la materia se deja mojar por el rocío de su violencia, dejando abierto su pataleo en el hocico del ser. Entonces llega la levedad, lo mínimo, lo elemental. O tal vez menos...